[uylug-varios] Especie de Prism en UY?

[Eduardo Trápani]

> Bonomi se lamento por la divulgación de la compra

Yo lo entiendo. Pero es la prensa que tenemos. Informar de la compra, el
monto, no sé, levantar la duda para que se resuelva en los ámbitos
normales (llamada a sala del Ministro), eso sería algo positivo, está
bueno. Pero cuando el *primer* párrafo de la nota es:

> El Ministerio del Interior compró un software de dos millones de dólares que permite que al mismo tiempo 30 personas monitoreen el tráfico que generan hasta 800 celulares y 200 teléfonos fijos; además de crear cuentas espejo de 100 emails y relevamiento de tres redes sociales, informa El País esta mañana en base a un documento de Presidencia de la República.

Yo me pregunto. ¿Todos esos detalles técnicos son para quién? ¿A quién
están informando o ayudando?

Lo que más me sorprende es que los medios, enfrascados en hacernos notar
el problema de seguridad, disminuyan la efectividad de quienes tienen
que brindarla *detallando* las capacidades. No había necesidad. A mí
alcanzaba saber que habían comprado algo, cuánto costaba y que
explicaran cuál era el alcance o sembraran la duda.

Vuelvo a leer ese primer párrafo y salta El Principito. Y a veces en esa
cosa adulta de poner número a todo, nos olvidamos que esos números sí
significan cosas, por ejemplo en este caso te ayudan a prever
situaciones de saturación, o generarlas.  «El ministerio del Interior
compró un nuevo software de vigilancia» no alcanza, no, hay que poner lo
de arriba, porque ahí parece que se podría entender. En fin ... ahí va
el párrafo del Principito:

> A los adultos les gustan los números. Cuando uno les habla de un nuevo amigo, nunca preguntan sobre lo esencial. Nunca te dicen: "Cómo es el sonido de su voz ? Cuáles son los juegos que prefiere ? Colecciona mariposas ?" Te preguntan: "Qué edad tiene ? Cuántos hermanos tiene ? Cuánto pesa ? Cuánto gana su padre ?" Sólo entonces creen conocerlo. Si uno dice a los adultos: "Vi una bella casa de ladrillos rosas, con geranios en las ventanas y palomas en el techo..." no logran imaginársela. Hay que decirles: "Vi una casa de cien mil francos." Entonces exclaman: "Qué lindo !"

Eduardo.